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Somos socialistas, y estamos en Izquierda Unida

Somos socialistas. Defendemos los valores sobre los que se sustenta el socialismo democrático, la ideología por la que luchó toda su vida Pablo Iglesias (de cuyo mensaje somos herederos), la ideología por la que luchan hoy Oskar Lafontaine y Jean-Luc Mélenchon, entre muchos otros. Creemos que esta sociedad es injusta porque ha conducido a la formación de clases sociales de intereses opuestos e irreconciliables, obteniendo una de las clases su poder y su riqueza a través de la explotación de la otra. Creemos que el modelo económico sobre el que se sustenta esta dicotomía, no solo es injusto, sino que es ineficiente, pues la máxima neoliberal de que la economía no debe ser regulada, ni atender a más ley que el capricho de los llamados “mercados”, es decir, los especuladores financieros, ha llevado repetidas veces (y seguirá llevando) a profundas crisis económicas como la que estamos viviendo, pues es de cajón, y de razonamiento elemental, que si las cosas no se regulan, funcionarán caóticamente y terminarán en desastre. Esta norma que hemos aceptado en cualquier aspecto de la sociedad, es completamente rechazada para la economía, sin más argumentos que el de una supuesta eficiencia que la realidad demuestra que no existe. Defendemos, por tanto, un modelo económico alternativo, en el que el estado regule la economía para evitar desmanes, injusticias, y desastres, donde exista una fiscalidad progresiva, en la que pague más quien más tiene, destinada a garantizar los derechos materiales de todos los ciudadanos, lo que no incluye únicamente a esas supuestas líneas rojas (sanidad y educación) que los neoliberales traspasan con tanta facilidad, sino también el derecho más básico de todos: el derecho a la subsistencia. De poco le sirven la educación pública y la sanidad pública a quien no tiene para comer. Para garantizar estos dos aspectos es necesario un fuerte sector público, con lo que el camino a emprender sería el opuesto al que, durante 30 años, han tomado los gobiernos de PP y PSOE: En lugar de privatizar, colectivizar.

Ahora bien, poner la economía bajo supervisión del Estado, no garantiza que ésta vaya a empezar a funcionar según los intereses de la mayoría si el estado en cuestión no es profundamente democrático. Para esta labor, la democracia representativa, con todas sus virtudes, es claramente insuficiente. Este modelo fue, sin duda alguna, el mejor posible durante el siglo XX, pero no se corresponde al modelo de democracia 2.0 que demanda la sociedad, ni al nivel de participación ciudadana necesario para garantizar que el control estatal de la economía signifique, realmente, un control social de la economía, que es el verdadero objetivo del socialismo. El socialista francés Guy Mollet pronosticó la caída del comunismo soviético por su déficit democrático. Mollet, como socialista democrático, defendía la necesidad de una verdadera democracia que supusiese el control ciudadano del estado que controla la economía, pues este era el único garante de que la economía estuviese al servicio de la ciudadanía. Así pues, el socialismo debe venir de la mano de una revolución democrática, una revolución ciudadana, como dice Jean-Luc Mélenchon. Esto pasa por sustituir la democracia representativa por la democracia participativa, esto es, no basta con meter un voto en una urna y ceder nuestra soberanía a un diputado durante cuatro años. La verdadera democracia significa la implicación real de la ciudadanía en el funcionamiento del estado, a través de las Iniciativas Legislativas Populares (que deben ser pasadas a referéndum, en lugar de depender del congreso, pues si el pueblo las ha redactado es el pueblo quien las debe ratificar), la separación de poderes (en España el poder legislativo es el que elige tanto al ejecutivo como a las máximas instancias del judicial), la elección directa de los altos cargos del Estado (incluyendo la jefatura del Estado, actualmente hereditaria de padres a hijos como si fuese una propiedad), la existencia del referéndum revocatorio, que permitiría al pueblo quitar de su cargo a aquel representante de la ciudadanía que no sea valedor de su nombre o la separación Iglesia-Estado como elemento básico que garantiza la libertad de conciencia. Todas estas reformas democráticas se entroncan con la tradición filosófica ilustrada y republicana, cuyos referentes teóricos se remontan a Platón, pero su aplicación real y significativa no llegó hasta la Revolución Francesa.

Somos socialistas y estamos en Izquierda Unida. Somos socialistas y no estamos en el PSOE, el partido que fundó nuestro referente ideológico, Pablo Iglesias. No lo estamos porque el PSOE renunció hace tiempo a todo perfil mínimamente socialista, abrazando el neoliberalismo, como doctrina económica, y constituyéndose en uno de los dos pilares del actual régimen, un régimen al servicio de la corona, la iglesia, y la banca. Hay quien cree que el PSOE puede reformarse, hablan de primarias y de conferencias políticas como si de ahí pudiera salir algo nuevo. Pero es imposible revertir un proceso que lleva en marcha desde 1979, cuando Felipe González liquida toda la ideología del PSOE, y comienza las purgas de los socialistas que militan en el partido, para introducir en éste a viejos falangistas y exmilitantes de la UCD. No es posible devolver al PSOE a su origen porque ya no queda nada de éste. Somos socialistas y estamos en Izquierda Unida, porque IU sí representa a la izquierda, sí posee un modelo económico alternativo al neoliberalismo, así como un modelo político y social basado en los mismos principios de democracia y socialismo que nosotros defendemos. A pesar de lo cual, consideramos que Izquierda Unida es necesaria pero no suficiente para la construcción de un proyecto político alternativo que pueda disputarle su hegemonía al modelo neoliberal, corrupto y falto de democracia que actualmente viven España y Europa. Defendemos la construcción de un frente amplio de izquierdas que plante alternativa al régimen (lo que, por supuesto, excluye al PSOE, por ser de derechas y parte del régimen). Esto, a su vez, enraíza con los principios fundacionales de Izquierda Unida y con el proyecto de Refundación de la Izquierda.

¡Por el Socialismo y la Revolución Ciudadana!

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Entrevista a Andrés Cuevas, Presidente del Partido de Acción Socialista.

Andrés Cuevas González (Málaga, 1949), político socialista, militante del  socialismo histórico y último presidente del Partido de Acción Socialista (PASOC). En el VII Congreso Federal del partido,  donde el PASOC decidió abandonar IU, Andrés Cuevas se mostró contrario a la salida de la coalición de izquierdas. No obstante, acató la decisión de la mayoría y se dio de baja de IU.  Desde 2007, vuelve a ser militante de Izquierda Unida, cerrando, de forma simbólica, la lista de IU al ayuntamiento de Marbella. Se unió a Recuperando el Socialismo durante los primeros días de vida de la plataforma.

¿Crees que es necesaria la reconstrucción del espacio socialista dentro de Izquierda Unida?

Hicimos en su tiempo una más que interesante aportación a IU, no se puede olvidar que fuimos co-fundadores del proyecto, hoy realidad,  que es IU.
Sí que sería interesante fortalecer el socialismo tal como lo entendemos dentro de IU, en ningún caso con la pretensión de ocupar porcentajes. Creo que la aportación de socialistas organizados aumentaría la pluralidad de pensamiento en el seno de IU y podría ser un «atractivo» mas para implicar a militantes del socialismo que no se ven identificados con las políticas del PSOE, incluso con la no visualización de un espacio socialista en el seno de IU.


En Alemania, Die Linke se define como un partido defensor del socialismo democrático; en Francia, el Parti de Gauche, claramente socialista, forma parte de la coalición de izquierdas, y Mélenchon es el candidato de dicha coalición a la presidencia; En Grecia, dentro de SYRIZA, existe un partido socialista llamado Movimiento Democrático Social, ¿Cómo es que en España no ha aparecido aún un referente del socialismo de izquierda?

Desde el PASOC intentamos en su día que se nos visualizara como otro partido socialista y, la verdad es que comenzábamos a conseguirlo pese a las dificultades que teníamos al tener que «competir» con eso que hemos llamado «socialismo oficial». Nuestra participación en la fundación de IU quizás diluyó un tanto nuestra propuesta política, no fueron tiempos fáciles, había algo de desconfianza en cual sería nuestra estrategia una vez que pudiéramos salir fortalecidos con nuestra presencia en IU. Afortunadamente, aquellas desconfianzas desaparecieron toda vez que nuestra lealtad al proyecto de IU estaba fuera de toda duda. Pasó lo que paso, más que por discrepancias ideológicas y con el proyecto, por cuestiones organizativas y de otras índoles, que ya son historia y por tanto no merecen la pena removerlas. Pero la experiencia fue un anticipo de lo que posteriormente ha sucedido en Grecia y en otros lugares. Creo que IU fue la primera experiencia europea de unidad de acción de la izquierda en un bloque organizado y además sirvió como elemento de casi reconciliación entre comunistas y socialistas.

 

A pesar de la política neoliberal del PSOE, Izquierda Socialista se niega a romper con el partido que Felipe secuestró en Suresnes . ¿A qué crees que se debe esto?

Negar que en el PSOE militan socialistas honestos, tanto en lo personal como en lo ideológico, sería una barbaridad. Tengo grandes y buenos amigos en el PSOE, es más, muchos militantes del PASOC, una vez que «congelamos» la actividad política de la organización se afiliaron al PSOE y creo que lo hicieron de buena fe, consideraban que el avance de la derecha, y los asuntos surgidos en el seno de IU, donde algunos y algunas se sentían incómodos, les llevo a tomar esa decisión, lo hicieron honestamente sin jugar a dos cartas Por eso vuelvo al principio, si bastantes compañeros y compañeras vieran organizado algo en el seno de IU, podrían replantearse algunas decisiones que en su día tomaron.

 
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En el Aniversario de Pablo Iglesias: Unidad Socialista.

Compañeros y compañeras:

Hoy, día 18 de Octubre de 2012, se cumplen 162 años del nacimiento de un niño, al que llamaban Paulino. Ese niño, al que la vida pronto arrebató a su padre y, no mucho tiempo después, a su querido hermano, tuvo que ir andando desde Galicia a Madrid con su madre, para buscar un medio de subsistencia. En Madrid, entró en un hospicio, donde se enamoró de las letras, y dio los primeros pasos hacia la que luego sería su profesión: la tipografía.

Años más tarde, ese niño de difícil vida, Paulino, acabaría convirtiéndose en Pablo Iglesias, el fundador del socialismo español.

Cuando creó el PSOE, puso buena atención en colocar en el nombre del partido la palabra Obrero, no sin disputas con otros compañeros por ello. Pablo Iglesias sabía que, en nombre del socialismo, se practicaban a veces políticas burguesas. Por eso quiso añadir al nombre de su partido la palabra obrero, para dejar claro que el socialismo que él defendía no era un falso socialismo burgués, era un socialismo marxista, que tenía por objeto la total emancipación del proletariado, a través de la supresión de las clases sociales, eliminando así la dicotomía explotador-explotado. Y, por supuesto, la única forma de hacer esto era derribar el sistema económico capitalista. El socialismo no puede ser otra cosa que la antítesis del capitalismo.

Hoy, el PSOE es todo lo contrario de lo que él había fundado. Los socialistas ya no tenemos casa, y estamos dispersos por mil y un lares. Pablo Iglesias habría querido la unidad, al igual que, cuando los comunistas decidieron crear un partido propio e irse del PSOE, Pablo, intentó en vano convencerlos de que podían defender las tesis leninistas dentro del Partido Socialista.

La disgregación del socialismo no puede continuar. Actualmente hay socialistas en el PSOE, en IU, y en otras organizaciones menores. Pero no tiene sentido que haya socialistas en un partido que es neoliberal (el PSOE), ni que estén en partidos testimoniales, cuando existe un gran proyecto que pretende unificar a la izquierda: Izquierda Unida.

Compañeros socialistas, os llamo a que os unáis a las filas de Izquierda Unida, y forméis parte de este nuevo proyecto socialista, que se llama Recuperando el Socialismo.

Salud, Socialismo y República.

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¡Bendita Intransigencia!

Base 4ª Combatir a todos los partidos burgueses y especialmente las doctrinas de los avanzados, si bien haciendo constar que, entre las formas de gobierno republicana y monárquica. El Socialista prefiere siempre la primera

                -Bases de El Socialista

Jaime Vera había disentido profundamente del anterior enunciado. Le recriminaba a Pablo Iglesias que había que combatir a los elementos más conservadores del régimen, y no a los más “progresistas”.  Iglesias defendía que no había diferencia real, y que ambos se sustentaban sobre la explotación de los trabajadores. Que ser más blando con uno que con otro, era convertir al primero en el “menos malo” lo cual, en la práctica, suponía apoyarlo para evitar el triunfo del “más malo”. Con esto, estábamos apoyando una ideología de defendía el régimen que nosotros queríamos derrocar, que defendía la explotación de los trabajadores a manos de los poderosos, de los oligarcas. Así, nunca podríamos propiciar un cambio de sistema.

Años más tarde, el tiempo le dio la razón a Iglesias, y Jaime Vera fue a verle y a reconocer el éxito de su estrategia. Aseguró que, algún día, el Partido Socialista triunfaría gracias a esa “bendita intransigencia”.

Desgraciadamente, los militantes del PSOE no siempre conservaron la bendita intransigencia de su fundador. En 1979, cuando Felipe González propone abandonar el marxismo, esto es, abandonar el sentido máximo que inspira la acción diaria del pensamiento socialista, el partido accede. Es cierto que, en un principio, el partido rechazó las tesis de Felipe, es cierto también que, el segundo congreso que las aprobó, fue convocado mediante una modificación del reglamento, que daba ventaja a los felipistas. Ahora bien, a pesar de todo esto, no habría triunfado el no al marxismo de no ser porque un gran número de personas que habían apostado por el no la primera vez, lo hicieron por el sí la segunda. ¿Habían cambiado de idea en el poco tiempo que transcurrió entre ambos congresos? No. Simplemente, habían decidido renunciar momentáneamente a parte de su ideología para ganar las elecciones. Habían abandonado la intransigencia de Pablo Iglesias, y eso les costó caro. Para empezar, ese abandono momentáneo de parte del ideario, ni fue momentáneo ni fue parcial. Fue la llave que Felipe necesitaba para meter en el partido a todos los “emigrados” de la UCD, y para expulsar o silenciar a las voces izquierdistas del partido. Fue la llave con la que Felipe cambió la estructura del PSOE para convertirlo en un gigantesco templo de culto al líder, a un líder que, al llegar al gobierno, traicionaría por completo todo el ideario socialista, y llevaría a cabo únicamente medidas de derechas. Las mismas que continuaría Zapatero, y las mismas que habría continuado haciendo Rubalcaba si hubiera podido.

La intransigencia política no es pensar que uno siempre tiene la razón, no es defender de manera dogmática unos planteamientos sin someterlos a test racional alguno, no es no aceptar los argumentos de los demás, no es defender algo puramente por orgullo, a sabiendas de que puede ser perjudicial. La intransigencia a la que yo me refiero es permanecer fiel a unas ideas, y a una forma de actuar consecuente con estas. No se puede cambiar nuestra definición ideológica o nuestra forma de entender el mundo únicamente porque en un momento dado los vientos soplen en dirección contraria y, aparentemente, adaptarse a ellos nos pueda beneficiar. Ni si quiera, para ganar unas elecciones, pues, como ya dijo Olof Palme, la democracia se basa en una coincidencia entre la propuesta (programa) y los electores. Se gobierna cuando se coincide con los electores. Si no se coincide con los electores, no se tiene por que gobernar.

Como socialistas, no debemos renunciar a nuestra ideología por que ahora esté de capa caída, o porque un partido esté usando la palabra socialista para defender todo lo contrario que nosotros. De la misma forma que, como militantes de Izquierda Unida, no debemos consentir que se abandone ninguno de los principios elementales que inspiraron este movimiento con tal de convertirse en fuerza hegemónica, ni tampoco entregarnos a los brazos del “menos malo” a cambio de un par de políticas “progresistas”. Ese no es el camino. El camino es la perseverancia, la insistencia y, sobre todo, la pedagogía. Pues, si bien es cierto que no merece la pena alcanzar el poder a costa de renunciar a todo lo que defendemos, a costa de renunciar a aquellos fines por los que precisamente queríamos alcanzarlo, no es menos cierto que, si por intransigencia entendemos no hacer más que mirarnos el ombligo y recrearnos en la pureza de nuestra ideología, no alcanzaremos jamás el poder, y no podremos llevar a cabo nuestros objetivos. Es por ello que digo, que la clave está en la pedagogía. Debemos explicarle hoy a la gente que es lo que defendemos, para poder conquistar el poder en el futuro. Porque, como dijo el Abuelo, Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes.

Publicado por Fran Rey en  http://franrey.blogia.com/2012/091701–bendita-intransigencia-.php

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